Es la primera vez que mi hija se va unos días de campamento. Es una buena oportunidad para crecer y madurar. Creo que es bueno que salga de casa y pueda enfrentarse ella sola a las tareas cotidianas, a vivir sin el cobijo de los padres, a defenderse sin sus padres,a afirmarse sin sus padres.
Claro que siento su marcha el vacío que deja en las rutinas de cada día. Su quejas, sus alegrías, sin enfados, sus ilusiones,... se echa de menos. Me imagino que se lo estará pasando muy bien. Seguro que está jugando y divirtiéndose bien.
Es una mezcla de sentimientos, por una parte alegría porque va a crecer en autonomía y libertad (si la experiencia resulta positiva) y por otro lado un poco de nostalgia porque me gustaría poder hablar con ella y que me contará cómo se encuentra.

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